Marie Sophie Lemoine es una curadora todo terreno: me recibe con herramientas en sus manos, mientras ultima detalles de iluminación a pocas horas de inaugurar Salón Frances en el MACBA.
Lujo poco frecuente -que un curador te permita presenciar su trabajo- Lemoine da prueba que no quiere desperdiciar ni un segundo de su valioso tiempo.
Mi primer pregunta está relacionada con su enfoque en esta muestra. Me interesó particularmente que el proyecto recibiese como nombre una sigla conformada con las iniciales de los apellidos de las artistas. Esto se plantea como una ironía, a partir del título de la muestra realizada en 1948 por la galerista Colette Allendy y de la cual solo participaron artistas varones.
M.C.B.M.O.L.B.J.B. es una exhibición sobre la escena artística femenina de la Francia actual. Cuyas artistas tienen en común la ausencia de concesiones en sus obras. Característica que las transforma en seres únicos y fieles a sus comienzos.
Queda claro que no es un tema de género, es arte. Arte del cual se espera trascienda en una clara declaración sobre temas sociales y no sobre derechos femeninos. Lemoine lo define como sentido moral.
Con este claro objetivo, la curadora partió de una selección de cuarenta obras de cada artista. Las cuales había elegido según su gusto personal.
Editar, reducir y ajustar al espacio del Museo el número de obras fue una tarea titánica. Hizo uso de espacios como pasillos, algo que no había sido planteado en exhibiciones anteriores del MACBA. Logró que convivan duplas de artistas en algunos sectores sin que eso dañe la obra ni el concepto.
Lemoine se muestra enérgica en sus convicciones y muy entusiasta en sus opiniones. Relaciona impecablemente la obra de cada artista y recorre sin descanso las salas para señalar como el color, la intensidad, la línea, la forma, la imagen, se conectan entre ellas y crean un viaje a una realidad contemporánea.
En algunos casos, la curadora seleccionó obra emblemática, por sobre obras más recientes, lo cual nos permite conocer por primera vez en Argentina Tableaux Lumiéres de Veronique Joumard o descubrir el método de Peintures/écrans de Cecile Bart o las fotografías de Orlan en blanco y negro. Son ellas, tres de las artistas que estarán presentes en la inauguración del Salón Frances y que accedieron a compartir en una amena reunión, sus impresiones sobre la muestra, sus carreras y por sobre todo el arte.
Cecile Bart nació en Dijon en 1935. A simple vista luce sencilla y reservada – al igual que Veronique Joumard- pero de fuertes convicciones al momento de señalar que su obra está pensada para ser vista con luz natural y no está de acuerdo con la luz que le agregaron a último momento en un lateral de la sala.
Bart, fue pionera en la intención de desplazar la pintura de la pared. De hecho, la curadora señala que para el montaje las obras son aisladas unos pocos centímetros del muro para cumplir con el requisito de aire entre ellos.
También fue pionera en la utilización del soporte, ya que no se trata de tela (canvas) sino de voil tergal tensado en bastidores, sobre el que aplica con pincel varias capas de pintura, sin afectar su transparencia.
A mi consulta sobre sus impresiones por el perfil del MACBA se mostró feliz de que sus obras estuviesen en contexto con la colección de arte geométrico, pero mucho mas aún, por el muro, ya que la textura y el color del concreto es algo que le interesaba probar y hasta ahora no había tenido oportunidad de hacerlo.
Hay algo en la obra de Bart que invita a sentirse parte e incluso dentro de la pintura. Logra la atmósfera que indicada para perderse en el color. Color que convive muy bien con el movimiento de las líneas de la obra de Odre Bertrand (Paris, 1930).
Betrand busca la tensión entre dos estados con la ambición de obtener un equilibrio plástico. Le gusta la saturación que logra atrapar al ojo en su obra. Explora el juego infinito de las líneas y aspira a dotar a sus obras de una vida intrínseca.
Geniéve Claisse (Quiévy, 1935) trabaja con las formas en su pintura. Se trate de triángulos o círculos, su interés radica en el concepto que las formas son libres en sí mismas. En la serie de los triángulos, los ángulos cortantes y sus inflexiones oblicuas penetran activamente dando un vuelo a la mirada. Desde 1967, los círculos retienen su atención, ya que le permiten explorar la rotación, la convergencia o la difracción resultante de su interpenetración.
Vera Molnar (Budapest, 1924) comenzó en los años ochenta a jugar con un ordenador (computadora). Desde entonces, fabrica imágenes y utiliza un programa para que realice todas las variaciones posibles con cada linea.
Toma este elemento como uno más para su trabajo compositivo: la línea da lugar a codos, zigzags, se repliega, se encierra, se retuerce, se arrastra. Dota a la línea de un poder descriptivo, cuando enuncia que puede dar testimonio de su vida pasada.
Suzanne Lafont (Nîmes, 1949) ha desarrollado un trabajo fotográfico en donde el espectador ingresa en universos de distintos lenguajes ficcionados.
Desde 1990 ha tomado el material para sus obras de diversas fuentes: cine, teatro, fotografía y literatura. Elabora relatos donde modifica las contextualizaciones, los reformula como propuestas abiertas sin cierre ni conclusión.
Se esmera en hacer salir la imagen de su soporte convencional para ocupar el espacio de exposición, con el fin de trabajarlas por secuencias o en movimiento como conjuntos.
Tania Mouraud (Paris, 1942) es la más abiertamente política. Su obra plantea el compromiso del artista con la sociedad y su responsabilidad ante la historia.
Despliega sus líneas en el espacio urbano y se dedica en el último tiempo a alzar su voz a través del video.
Utilizando este nuevo medio en su obra, pone de manifiesto con emoción y fuerza el tema que la conmueve: la destrucción del hombre por el hombre.
Valerie Belin (Boulogne-Billancourt, 1964) presenta una estética muy diferente a la del resto de las artistas del Salón Francés.
En palabras de la curadora, sus imágenes son testimonio de una actitud orgullosa frente a la vida. Son de fuerte impacto, podríamos confundir esos cuerpos de mujeres desnudos con algo más, pero al verlos erguidos y con la frente en alto, es claro que se trata de personajes con clara convicción desafiante al saberse dueñas de un poder interno irrevocable.
La estrategia curatorial de iniciar la muestra con Veronique Joumard y cerrarla con Orlan es acertada.
Veronique Joumard (Grenobele, 1963) es quien ha hecho de la luz eléctrica el soporte de su obra. Su interés no se resume en el foco, la toma o la llave, sino que ha hecho del cable su línea. Sus Tableaux-lumiéres son concebidos con un estilo minimalista, donde el marco está determinado por la línea que dibuja con el cable, desde la toma hasta el transformador, solo interrumpida por el tubo que es al mismo tiempo es obra y foco lumínico. Jourmard sostiene que la luz no es solo un efecto, sino que es la obra misma.
Pero la fuente luminosa no se limita al tubo. A través del video, presenta el recorrido de la luna -registrado por ella misma- dando cuenta de luces y sombras. La obra y su proyección son al mismo tiempo la luz en la sala. Jourmard señala que estas obras están alejadas de su producción actual. Pese a ello, reconoce adecuada la decisión de la curadora por su concordancia con el espíritu del Salón Francés, y el hecho de dar inicio al recorrido.
El cierre, no podía quedar en manos de otra artista que no fuese Orlan.
Su llegada a la Argentina no fue conocida hasta el día de ayer. Pese al largo viaje y a la diferencia horaria, caminaba enérgicamente por la sala observando sus obras e indicando modificaciones en la iluminación.
Con la intención de ofrecerle una asistente adecuada, el MACBA invitó a la artista Natacha Voliakovsky -quien el año pasado realizó una obra en el Centro Cultural General San Martín- a acompañar a Orlan durante su estadía en Buenos Aires.
Voliakovsky comparte con Orlan la utilización de su cuerpo como soporte para sus obras.
Orlan se define como precursora del arte carnal y como tal, está determinada a señalar sus cuestionamientos sobre los orígenes del hombre, sus concepciones y religiones.
Durante la entrevista, pidió mostrar su web para acompañar la conversación. Le acerqué mi iPad y al tomarlo, dejó en claro que las cuestiones formales que uno esperaría de una artista con su trayectoria no tienen lugar al momento de hablar de trabajo.
Orlan comenzó sus transformaciones corporales a través de cirugías plásticas en los años noventa. Con anterioridad ya en sus fotografías se comprueba el resultado de las investigaciones antropológicas y etnográficas. Tanto México como África son disparadores en sus obras. La hibridización de las fotografías donde cruza las características de los Mayas con su propio rostro son asombrosas.
Relata que en sus estudios encuentra coincidencias que van más allá de lo geográfico: las deformaciones craneanas atravesaron culturas mayas, aztecas, africanas e incluso asiáticas.
Orlan sostiene que los conceptos de belleza nos fueron transmitidos de modo tal que la construcción del concepto mismo está grabado en nuestras mentes y en nuestros ojos. Para probar su punto de vista durante una charla abierta al público, pidió a los presentes que se pusiesen de pie e indicó a viva voz: los lindos agrupense a la derecha y los feos a la izquierda. La reacción fue inusitada, muchos cambiaban de lugar al mirar a quien tenían al lado.
Orlan moviliza a la reflexión y nos interpela sobre la percepción de nosotros mismos y la mirada del otro.
Esa otredad, que al investigar culturas y con el transcurrir de sus viajes, le resulta cada vez mas borrosa.
Cuestiona la construcción de la religión como un proceso a través del cual los hombres le dicen a otros hombres como deben actuar con el único objetivo de obtener la supremacía en la especie.
Mientras busca imágenes de las obras en el iPad, Orlan remarca que hoy trabajar es muy difícil, los viajes y las presentaciones requieren de tiempo que no puede dedicar a sus obras.
Sin embargo, me regala una sorpresa. Ha desarrollado una video instalación interactiva. Ella prefiere definirla como un video game de arte. Primero hay que elegir una imagen de su obra, luego tomar una fotografía con el celular a través de una aplicación y como por arte de magia aparece Orlan en 360° recorriendo el ciberespacio.
Orlan es la prueba de que el arte francés está vivo y busca nuevos horizontes. Sin importar género ni soporte, solo dándole el protagonismo que el arte merece.
Salón Francés Artistas: Vera Molnar; Ode Bertrand; Geneviève Claisse; Tania Mouraud; Cécile Bart; Véronique Joumard; ORLAN; Valérie Belin; Suzanne Lafont. Curadora:Marie Sophie Lemoine MACBA Av. San Juan 328 San Telmo,Buenos Aires 24 de Noviembre 2016 al 26 de Febrero 2017 Horario: 11 a 19 / Martes cerrado