A riesgo de resultar tediosa comenzando este artículo con un relato histórico, considero necesaria esta introducción para contextualizar debidamente el maravilloso trabajo de Luis Gimenez: un artista que en medio de este caos gubernamental ha logrado concretar su primera exhibición en un espacio a punto de ser desmantelado.
El 9 de septiembre de 2013 se inauguraba la Casa de la Cultura en la Villa 21-24 de Barracas. Lo inédito de este espacio residía en ser el primer edificio público con carácter cultural construido en una villa de emergencia, que al mismo tiempo se convertiría en la sede central de la Secretaría de Cultura de la Nación. Durante su construcción participó en las tareas de albañilería la Cooperativa Renacer de la Villa 21 y su primera directora fue Nidia Zarza, nacida también en la villa. Además de su auditorio para 300 espectadores equipado con tecnología de última generación, el exterior del edificio contó con el diseño de la ganadora del Premio Petrobras 2012, Silvina Aguirre, mientras que en su interior se instaló un vitral construido por Héctor Chianetta (que alude a los temas propios de la villa, los mitos guaraníes y la Patria Grande) y un mural del santafecino Horacio Sánchez Fantino con un ensamble de latas recicladas que representa el mapa de la villa. La colección permanente, que fue exhibida en la sala central coincidentemente con la inauguración, fue gestionada con la compra de obras a un valor simbólico por parte del Estado y la conforman entre otros: León Ferrari, Marcia Schvartz, Carlos Gorriarena, Sara Facio, Remo Biachedi, Adriana Lestido, Marcos López, Adolfo Nigro, Graciela Sacco, Daniel Santero y Oscar Smoje.
En abril de 2018 tuvo lugar allí un hecho sin precedentes: la primera exhibición en simultáneo con el Museo Nacional de Bellas Artes. Diario Gráfico de Guillermo Roux contó con la presencia en el acto inaugural del entonces Ministro de Cultura -hoy devenido en Secretario- Pablo Avelluto. Todo parecía indicar que estaba allí por vez primera sosteniendo un discurso sobre el rol fundamental de este espacio para consolidar la presencia activa en materia cultural.
Transcurrido algo más de un año, el ahora Secretario Avelluto pareciera no considerar tan relevante el rol de la Casa de la Cultura Villa 21-24 ya que cedió el espacio al Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad de Buenos Aires, quien lleva adelante allí su programa Escuela Abierta con Jornada Extendida. Escuela Abierta ha quitado lugar y oportunidad a la calidad de programación que durante años tuvo la Casa en sus talleres donde a contra turno los chicos del barrio podían aprender distintas expresiones artísticas.
Claramente hoy el objetivo es otro. Tal como se lee en el sitio web de la Secretaria de Cultura de la Nación, hoy la Casa es un “espacio de construcción” o “faro para comunidades vulnerables”. “Faro” que quedaría solo constituido por sus paredes, a juzgar por la ausencia de contenidos y el hecho que los empleados en su mayoría han sido absorbidos por el gobierno municipal y disgregados en otras dependencias.
Pero de la intención original y del trabajo realizado por unos pocos, una luz asoma. Se llama Luis Giménez, quien vivió desde siempre en la Villa y hoy reparte su tiempo entre clases de boxeo en un club cercano a la Casa y su pasión por el dibujo. Hay en sus obras un virtuosismo que uno no ve con frecuencia. Y por eso el ojo se distrae en pequeños detalles que construyen portales a otros paisajes. Enfrentarnos a cada dibujo es un viaje para el cual no se necesita pasaporte, pero sí soltar todo prejuicio de perspectiva, orden o dirección. Porque las figuras se forman y se enlazan sin que uno pueda afirmar el modo ascendente o descendente de la composición. Y nos retan a verlas nuevamente, descubriendo otros signos en cada oportunidad. Una muy inteligente decisión por parte del artista fue colocar en el centro de la sala cuatro paneles que conforman un prisma y obligan al visitante a recorrer un dibujo en instancias de lápiz, acuarela y color. Gimenez señala que allí surgieron la mayoría de las preguntas sobre los fondos y su ausencia, a las cuales no ha encontrado precisa respuesta aún. Pero mi preferido fue el dibujo que creó durante semanas en los paneles que demarcan el límite de la exhibición. Se trata de figuras, formas y signos que transmiten la esencia de su mensaje espiritual, traducido gráficamente en cruces, lámparas que iluminan y la repetición de algunos objetos siete veces -por la importancia que -como los cristianos- él le atribuye a este número-.
En la Casa de la Cultura ha sucedido algo tan inédito como su misma construcción: un artista de la villa ha concretado su sueño de exhibir sus trabajos con el profesionalismo que a veces no encontramos en instituciones de trayectoria. Y está allí, esperando que el público se acerque a conocerlo.
A diferencia de la primera exhibición que vi en la Casa de la Cultura Villa 21-24 donde se presentaba el archivo del fotógrafo social Tiburcio Gonzalez Rojas -archivo devenido en el único y mayor registro de la vida entre las décadas de los sesenta y ochenta en Ypacarai- hoy la casa está vacía, gris y oscura. Le falta la gente que da sentido a todo.
Luis Gimenez es un artista que está solo y espera. Se merece un viaje a Barracas: se lo debemos a él, como a tantos otros que en silencio trabajan con la noble intención de hacer con su arte un mundo mejor.
En breve borrarán sus dibujos de los paneles de la Casa y no habrá mucho más registro de Línea Surreal que este artículo. Pero no se borrarán de mi memoria ni de la memoria de tantos otros que, pese a las terribles condiciones sociales y políticas que deben enfrentar a diario en la villa, saben que es fundamental resistir desde la cultura, porque sin ella no hay futuro posible.
1 - http://www.telam.com.ar/notas/201309/31845-inauguran-manana-la-casa-de-la-cultura-villa-21-barracas.php 2 - https://www.cultura.gob.ar/diario-grafico-exposicion-de-guillermo-roux-en-el-museo-nacional-de-bellas-artes-y-la-casa-de-la-cultura-popular-villa-2124_5645/ 3 - https://www.cultura.gob.ar/institucional/organismos/casa-central-de-la-cultura-popular/
Luis Giménez, artista visual, dibujante, realizó cursos de animación y de cine en el ENERC. Se capacitó como líder deportivo en Desarrollo Social de La Nación y como promotor comunitario. Expuso sus trabajos en distintos espacios como el Centro Cultural Compadres del horizonte y las fundaciones Temas y Crear vale la pena. Forma parte del Colectivo Tape Poí con el cual participó de muestras en Central Park, Noche de los Museos, y el Espacio para la memoria Virrey Cevallos. Expuso en la Casa de la Cultura Villa21-Barracas y en la Casa Nacional del Bicentenario y en el Espacio Caloi del Ministerio de Cultura. Participó del libro “Sonetos de Barracas” de Marcelo Nasra.