Inconmensurable fue mi sorpresa la primera vez que ingresé al Central Park por la llamada Avenida de las Américas cuando me topé con un monumento del General José de San Martín. Por un instante -y al mejor estilo Descartes- dudé de estar yo misma allí parada frente a ese inmenso bloque de granito. Claramente, la gran manzana, no parecía ser el lugar más coherente para homenajear al libertador de varios países latinoamericanos. Sin embargo, ese monumento fue obsequiado por la Ciudad de Buenos Aires a la Ciudad de Nueva York en 1950. Muchos años antes, en 1884, había hecho lo propio Venezuela con un destacado homenaje a Simón Bolívar y, más cerca de nuestros días, la escultora Anna Vaughn Huntington emplazó también allí su obra homenaje a José Martí.
Cuando compartí esta anécdota con Luciana Pinchiero, me hizo conocer un detalle que se había escapado en mi análisis: muy cerca de estos monumentos se encontraba el de Colón. Y es así como comienza nuestra conversación alrededor de los monumentos y el modo en que construyen un discurso histórico intangible a través de su presencia en el espacio público.
Luciana nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina y vive en la ciudad de Nueva York desde hace más de una década. Emigró a Estados Unidos para terminar sus estudios de arte: Maestría en Bellas Artes en Parsons The New School (Nueva York) y Licenciatura en Bellas Artes en Otis College of Arts and Design (Los Ángeles). Ha recibido la beca de residencia escolar LungA en Seyðisfjörður, Islandia y ha participado en el 38º ciclo del programa Artist in the Marketplace (AIM) en el Bronx Museum of Arts.
De modo que su visión sobre el mundo lleva per se la impronta de la inmigración y la construcción de identidad, al tiempo que los idiomas y el uso de varios lenguajes artísticos desafían su producción.
¿Qué hace entonces que nuestra conversación inicie en estos monumentos dedicados a varones emplazados en un territorio tan lejano al de sus conquistas? El mismísimo Cristóbal Colón, podríamos decir. En 2014 Luciana realizó un paseo en el Central Park -desde los monumentos a los Libertadores Latinoamericanos hasta el de Colón- donde el público entregó globos con mensajes que escribieron al marino genovés después de escuchar una performance donde cada estatua narra aspectos de la descolonización.
Nuestra conversación hacia el modo que habitamos el espacio público y el contenido que pareciera ingenuamente allí depositado por generaciones, se encuentra en consonancia con acontecimientos a nivel mundial. Se vivieron álgidos momentos en los últimos años, como los que se registraron en múltiples ciudades del mundo tanto de individuos como de organizaciones no gubernamentales (Decolonize This Place). Estas tensiones interpelan. ¿Los señalamientos deben estar acompañados de propuestas o las mismas deben surgir de las personas que se manifiestan? ¿Sería mejor dejar los monumentos donde están y cómo están (grafiteados, demolidos, intervenidos) y abrir desde esa presencia la conversación sobre su futuro? ¿Habría que ubicarlos en un depósito y fundirlos para generar nuevas piezas? ¿O tendríamos que construir el Museo de los Monumentos Incorrectos?
Por lo general, las circunstancias y los contextos nos distraen de la cuestión de interés. Afortunadamente, el arte siempre nos devuelve al camino con el que más nos sentimos identificados al momento de expresarnos. Y en el caso de Luciana, esto se traduce en la consolidación del entendimiento sobre el medio que elige para trabajar.
Durante la residencia en Islandia, los collage vuelven al ruedo en su obra. Aquellas piezas de 2013 en papel a partir de las figuras de Bolívar, Martí y San Martín “Una serie de actos liberadores” conectan en 2017 con la proyección de una imagen fija de un collage digital (creado a partir de una fotografía encontrada de una madre y un hijo refugiados envueltos en una manta de emergencia sobre el horizonte de Seyðisfjörður).
Podemos advertir en su obra un claro interés por deconstruir la historia tal como nos ha sido contada y tal como ha sido registrada. A través de diversos lenguajes artísticos, el abordaje de patrones fijos -especialmente aquellos dictados por la mirada masculina- le permiten descubrir similitudes y superposiciones.
Al combinar representaciones visuales aparentemente no relacionadas, su obra nos brinda oportunidades únicas para apreciar el modo en que aquellas imágenes que normalmente consideramos inofensivas (una estatua neoclásica de un cuerpo femenino desnudo, la representación pública de un hombre valiente montando a caballo o un retrato clásico de Hollywood suavemente iluminado) pueden ser perjudiciales para la forma en que nos relacionamos y el modo en que pensamos el género y las dinámicas del poder.
La inspiración, término cuya naturaleza ha despertado discusiones desde los tiempos de Homero y Hesíodo, otorga igual valor a los aspectos rituales como a los orígenes divinos del aliento de un dios. Para algunos artistas hay una conexión con algo fuera de la experiencia individual, una suerte de memoria histórica colectiva que requiere de capacidades creativas para poder ser sentida y expresada.
Podemos identificar la inspiración de Luciana en la mitología griega y romana. Para Fembow en el relato de las mujeres de Anfisa, para Bad Posture en Pigmalión y la Doncella de Corintia. En todos los casos, lo destacable es su modo amable de construir una imagen contemporánea en perfecto equilibrio con la complejidad de su visión.
En el ensayo “La valentía de las mujeres” Plutarco describe la historia de un grupo de ménades de la ciudad de Fócida que se pierden en el bosque durante una noche de bailes rituales y despiertan al día siguiente en el suelo del mercado central de Anfisa. Las mujeres locales, preocupadas ante la posibilidad de que los soldados del pueblo acosen o violen a las ménades, les ofrecen alimento y protección permaneciendo junto a ellas toda la noche, vigilando y formando un muro humano de seguridad a su alrededor. Una famosa pintura al óleo de 1887 de Sir Lawrence Alma-Tadema representa este pasaje inusual de la literatura griega. Tal mensaje de sororidad -señala Luciana- “..me hizo estremecer y despertó en mí la necesidad de interpretarlo y representarlo, especialmente pensando en que tanto la pieza literaria como la pintura llegan a nosotras a través de un observador masculino…”
Fembow, expuesta en el Bronx Museum en 2021-2022 reúne representaciones de cuerpos femeninos (ménades griegas) impresas a escala humana que parecen estar casi "cayendo" y que son "sostenidas" por un objeto hecho de codos femeninos (material de fontanería) creando una especie de bastón que ofrece soporte a los paneles/figuras.
Nos acercamos así al trabajo más reciente de Luciana que actualmente se encuentra en exhibición en la Galería Praxis de Nueva York: Bad Posture, un recorrido entre lo corpóreo y lo escultórico en relación con el cuerpo femenino, la objetividad y la subjetividad, la posibilidad de ser adorada o amada. Aquí las imágenes de la instalación se sostienen en la dualidad escultura-figura femenina, mientras que los collages de magnífica realización invitan a acercar la mirada y advertir la riqueza de cada detalle. Nada es azar, cada elección busca destacar las visiones hegemónicas bajo las cuales la identidad femenina latina queer de la artista se ve obligada a operar.
Luciana encontró un objeto cuya narrativa le permite accionar desde el lugar de las minorías reprimidas. Cuestionar y revertir lo establecido es un ejercicio vital si aspiramos a construir una sociedad más justa.
La palabra evolución suele resultar conflictiva al momento de hablar de la obra de una artista. En algunos casos hasta se considera inapropiada porque implicaría que al carecer de ella, la obra iría en desmedro de su creadora.
Me permito en este caso aclarar que tomaré estrictamente la acepción 4 del Diccionario de la Real Academia Española al referirme a la evolución de la obra de Luciana Pinchiero como una serie de transformaciones continuas que experimenta la naturaleza y los seres que la componen. Nos permite así señalar que estamos vivas al momento en que nos acercamos a su obra y que evolucionamos a través de su visión, la cual se ha nutrido con el tiempo, los viajes y su incesante trabajo. Pero, principalmente, porque nos abre la mirada a una cosmogonía posible, donde siempre habrá una mujer heredera de la valentía de aquellas de Anfisa dispuesta a acompañar, cobijar, alimentar y velar por nuestro sueño, hasta tanto recuperemos la fuerza necesaria para seguir adelante.
Cecilia Medina
Obra: "Colón y sus secuaces"
Decolonize this place: https://decolonizethisplace.org/
Obra: "This kind of Mountain"
Definición de Carl Jung sobre la inspiración
Ménades: Mujeres devotas de Dionisio, Dios del Vino
Jillian McManemin's text for Bad Posture, 2023
PH: Detalle de Fembow, 2021 en la Bienal del Museo del Bronx, NYC, 2021-22. © Luciana Pinchiero
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